domingo, 6 de marzo de 2011

La Corte del Faraón, una zarzuela sicalíptica (I)

Género ampliamente denostado por la juventud, y ahora incluso por la mediana edad, voy a hablarles ahora de mi zarzuela favorita, absolutamente por encima de los demás, y creo que ustedes entenderán a la perfección porqué.

La Corte del Faraón (1910), es obra de Perrín y Palacios y tiene musica de Vicente Lleò. Anunciada en su día como zarzuela sicalíptica (bonito palabro morboso y culto, creo que aquí se explica muy bien), se hizo especialmente conocida por la honónima película de José Luis García Sanchez, con guión de Azcona y dirección musical de Luis Cobos. (mi película española favorita de todos los tiempos, los que la votan tan bajo en filmaffinity seguro que no pasan de Truffaut y piensan aún que la copla es ofensiva pero el tango intelectual), que ambientaba la representación de la zarzuela en el franquismo, cuando estuvo prohibida (y ahora todos entendereis porqué), con el consecuente interrogatorio policial que va desentrañando todas las historias personales de los bien conocidos protagonistas (estrellas de ayer y de hoy: Ana Belén, un jovencísimo Antonio Banderas, Fernando Fernán Gómez, Josema Yuste...). Un sainete a la censura, parafraseando.

Ana Belén, muy oriental ella.

Pero vamos al tema, la zarzuela. Como bien dice Agustín González en el film, se trata de un contumado regodeo en la concupiscencia. Zarzuela es por llamarla de alguna manera, la he visto también descrita como opereta bíblica, e incluye piezas como cuplés y garrotines. Podeis, y debeis, leer el libreto completo aquí, y la mayoría de temas pueden encontrarse en youtube, aunque a eso nos dedicaremos en el post siguiente. La historia no es otra que la del bíblico José, aquel vendido por sus hermanos como esclavo a la mujer de Putifar, un general mutilado cuya mujer intenta aprovecharse del esclavo, que es muy casto. Ese mismo José que luego intepreta los sueños del Faraón y salva a Egipto de la hambruna, se hace famoso y trae a toda su casta de hebreos que luego serán unos pobrecitos esclavos que Moisés tendrá que liberar mucho después. Aunque eso no interesa porque no es sexual, obviamente.

La cara opuesta de la moneda, que de todo tiene que haber (aunque sea ínfinitamente peor que El Príncipe de Egipto).

A veces se considera La Corte del Faraón como una parodia de la Aida de Verdi. Yo no lo veo así (aunque tiene referencias descaradas, como en la primera canción), sino como una burla en general al orientalismo morboso de la Belle Epoque (aquel posterior a la inaguración del Canal de Suez y que conlleva el segundo gran revival del tema: prolifera el  lujo egipcio, las salomés que cortan cabezas y bailan semidesnudas, toda clase de mujeres fatales, cuadros de odaliscas que siempre debían estar desnudas...en fin. Solo que aquí, se hace de una manera deliciosamente burda y kitsch.
Sardanápalo muriendo entre anacrónicas odaliscas desnudas, por Delacroix.

Como toda obra de fama, La Corte del Faraón tuvo tambien una parodia, sublime en mi opinión, escrita ni más ni menos que por mi querídismo Miguel Mihura: El Pueblo del Peleón, opereta ménflica en un acto (1911) y que podeis leer con la musica de la obra original (no tiene precio el primer tema, probad al menos con ese). Se puede leer aquí, y recomiendo encarecidamente que echeis un vistazo a todo el portal de la parodia en España, jodidamente maravilloso y desgraciadamente desconocido (será que me gustan demasiado estas cosas). Ya hablaremos del origen del cuplé, de la copla (de los palos flamencos no, que no acabo de pillarles el gusto), de las varietés y de las ingles de mujeres de todo tipo en otra ocasión. Y de Mihura, incluso de las ingles en Mihura (¡¡¡¡)

En la siguiente entrada, hablaremos por fin de las canciones, complejas, conocidas, hits de la época, y sobre todo, sicalípticas. Adelanto de la más conocida:

¡El Babilonio, el babilonio! (¿pero no estábamos en Egipto?)

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